Ya no quedan versos,
ni hermosas palabras
esperando en la pluma
para ser llamadas,
para cantar tus besos,
alabar a las musas…
No, ya no quedan versos.
No hay estrofas
que te llenen
al pronunciarlas,
ni hermosas palabras
esperando en la pluma
para ser llamadas,
para cantar tus besos,
alabar a las musas…
No, ya no quedan versos.
No hay estrofas
que te llenen
al pronunciarlas,
sonoras o dolientes
queriendo ser de tu alma señoras.
Ahora
sólo quedan rimas
estridentes,
huérfanas de padre,
deseando ser versos
dirigidos a alguien,
a cualquiera.
queriendo ser de tu alma señoras.
Ahora
sólo quedan rimas
estridentes,
huérfanas de padre,
deseando ser versos
dirigidos a alguien,
a cualquiera.
Y si ya no hay nada,
nada que decirte
al compás de una sonata
tocada para enamorarte, o herirte,
prefiero marcharme
con la cabeza bien alta
sabiendo que te entregué
todo lo que había,
lo que cabía dentro de mi solitaria alma.
nada que decirte
al compás de una sonata
tocada para enamorarte, o herirte,
prefiero marcharme
con la cabeza bien alta
sabiendo que te entregué
todo lo que había,
lo que cabía dentro de mi solitaria alma.